El Camino del Exceso

martes, 4 de diciembre de 2007

De villancicos


Hasta hace muy poco, yo no tenía nada en contra ni a favor de los villancicos. Simplemente los oía en la calle o en la tele y no les ponía atención. Pero la semana pasada, en la empresa donde trabajo (cuyos dueños pintaron las paredes de los edificios de color amarillo con los techos azules, por lo que se nota que no son unas autoridades en cuanto a estilo se refiere, menos en proporcionar buenos ambientes de trabajo) empezaron a programar villancicos en el sistema de sonido. Y lo hicieron con tan mala pata, que al parecer nada más consiguieron un solo disco, que repiten todo el día, por lo que los tales villancicos ya suenan casi como un mantra de tan repetidos. Eso me ha llevado a reflexionar acerca de los villancicos (cosa que no había hecho antes) de lo que resultaron algunas conclusiones:


  • Las letras han sido compuestas por niños pendejos o muy inocentes, o por adultos que creían que solo los iban a escuchar niños pendejos o muy inocentes. Solo a alguien así se le ocurriría que los peces beben por ver a dios.

  • La música de un villancico es sólo la que puede emanar de una caja de ritmos u órgano chafa, porque es muy simplona y repetitiva, además de abusar de sonidos tontos como campanitas.

  • Las voces de un coro de niños repetidas hasta el hartazgo a un volumen respetable y bajo un ambiente de estrés puede ser una técnica de tortura que quizás envidiaría el más cabrón de los torturadores de la PGR.

La parte hilarante del asunto son algunas combinaciones que se llegan a dar entre los villancicos y las dulces voces de las recepcionistas. Imagínense una gacha voz de mujer diciendo "Pedro de Finanzas, tiene una llamada en Recepción" mientras como fondo se oye "arre borriquito, arre burro arre"

lunes, 3 de diciembre de 2007

Tijuana



Tijuana es una ciudad de contrastes, como la definiera el periodista tijuanense Óscar Genel. Y entre muchas otras cosas, esos contrastes se notan entre la gente que la defiende a muerte y la que la considera una vergüenza nacional. Para ubicar un punto medio entre estos extremos, les comparto este escrito que me encontré en el periódico Público de antier:


Tijuana Revisited

Ignacio Trejo Fuentes


A Tijuana se le han endilgado los epítetos más corrosivos que se pueda imaginar, algunos con razón y otros con poca certeza: La Barra Más Grande del Mundo, La Frontera Más Visitada, El Burdel Más Grande del Planeta, La Gran Prostituta de la Frontera Norte, The Sin City, la Nueva Babilonia...

Como puede verse, todos los adjetivos hacen alusión a la leyenda negra que ha crecido junto con la ciudad, y que la emparenta con la fisonomía de las grandes metrópolis asociadas al vicio y a la perdición a lo largo de la historia, como Sodoma y Gomorra, Babel, la propia Roma o la misma Babilonia, las antítesis de las ciudades santas, como Jerusalén.

El mito, la leyenda -que no son lo mismo, aunque caminan tomados de la mano- dicen que la fama del poblado surgió hacia 1848, luego de que Santa Anna cediera a los Estados Unidos gran parte de nuestro territorio: La Tía Juana (hoy San Ysidro) quedó del otro lado de la línea fronteriza, y Tijuana de éste; pero muy pronto los audaces empresarios gringos vieron la posibilidad de hacer el gran negocio de este lado, y empezaron a construir cantinas, burdeles, casinos incipientes y toda una infraestructura para la disipación, y ya para 1926 existían 76 cantinas solo en la Avenida Revolución, entre ellas la que se consideró la más grande del mundo, con una barra de 176 metros de longitud y 30 empleados distribuidos en tres turnos para atender a los turistas las 24 horas del día.

Luego se agregaron clínicas para hacer abortos, divorcios ready made, el Casino Agua Caliente, el frontón y toda la parafernalia del pecado. Pero que no nos engañen: los interesados en que eso marchara así fueron los estadounidenses y su moral y su hipocresía y sus ansias incontenibles de lucro. Cuando en aquel país se impuso la Ley Volstead, que trajo consigo la prohibición del alcohol y sus derivados, los "turistas", encabezados por marineros y soldados, se dejaron venir en tropel para hacer en Tijuana lo que allá no podían o era peligroso o mal visto.

La fama de Tijuana creció con el cine y con las estrellas que pasaban temporadas ahí y ponderaban su magia. Los otros medios de información contribuyeron en gran medida.

Determinaciones del gobierno mexicano sirvieron muy poco para detener la carrera tijuanense en las delirantes pistas del despopoche: pese a que la prohibición decretada por el presidente Lázaro Cárdenas obligó a cerrar el Casino Agua Caliente se mantuvieron (y crecieron) el hipódromo, las corridas de toros, el galgódromo, el frontón y todo tipo de juegos de azar y apuestas y esas cosas. Y claro, la prostitución se volvió una mina de oro. Y más tarde, la necesidad de desempleados mexicanos y centroamericanos que querían irse al País de kas Maravillas, hizo de Tijuana una confusa tierra de nadie, y se robustecieron el vicio y el narcotráfico organizado y a gran escala. Y por supuesto se enquistaron los feroces epítetos de la ciudad.

He ido muchas veces a Tijuana, y aunque en cada una he creído haber agotado todo, a la siguiente visita la metrópoli es un nuevo deslumbramiento. La más reciente, hace unos días, me hizo ver el crecimiento desmesurado (cerca de 2.5 millones de habitantes) y las contradicciones: ¿cómo una urbe a la que se considera nido de pecado y desórdenes puede ser una de las regiones más politizadas del país (desde hace mucho despacharon al PRI, y acaban de ratificar ese desprecio impidiendo que Hank Rohn ganara las elecciones) y la que muestra el índice de desempleo más bajo del país? Y ví también que la Revo sigue siendo un paraíso de los perros noctívagos, aunque de día parezca solo un enorme mercado de artesanías y de fayuca y sigan existiendo los burros disfrazados de cebras para que los ingenuos se tomen la foto: de noche, esa enorme serpiente cobra vida, y las prostitutas y travestis se disputan los espacios de privilegio, los cabarets y sitios de table dance y de tubo parecen inacabables, y me divertí como loco en el Hong Kong, en una auténtica representación del Paraíso en esta Tierra, porque se encueran y departen con los parroquianos las hembras más hermosas que he visto, (y miren que he visto carretadas), y hacen entre ellas fervorosos sesenta y nueve y porque los tragos cuestan casi nada y hay orden: quien se quiere pasar de vivo es echado sin misericordia.

Los gringos, sobre todo los adolescentes (menores de edad en su país) siguen abarrotando los antros (ahora cualquier fonda con rockola se llama antro) los fines de semana, y regresan a su santa tierra hechos polvo a causa de los polvos sexuales y de los otros. Y los tijuanenses están felices, por lo menos esos tijuanenses, los que viven ahí y de ahí. Los otros se dedican a trabajar como obesos, en este y en el otro lado, y se divierten y comen como locos, y se dan tiempo para el sano esparcimiento del cine, el teatro, los conciertos y aún para las expresiones de la Alta Cultura. O se van a esa maravilla que es Playas de Tijuana, o a Rosarito y Ensenada a extenuarse de mar y luego se reincorporan a la rutina: para ellos no existe el peligroso Bordo, y el muro fronterizo es una entelequia que les vale madre: sólo padecen las colas para ir a trabajar o de paseo o de compras al otro lado cuando les da la gana, allá Juan Sin Tierra que se las arregle con la migra y la Border Patrol y los cazailegales.

Los tijuanenses se sienten orgullosos del Centro Cultural Tijuana y las casas de cultura, de sus abundantes universidades, y de las dos casas más estrambóticas del mundo, que son gigantescas esculturas horrendas, una con forma de mujer y otra con figura de sirena y que están habitadas: la sala está en una chiche de la diva del mar.

¿Babel?, ¿Sodoma y Gomorra?, ¿Babilonia? Pésele a quien le pese, Tijuana es una ciudad extraordinaria, es la ciudad fronteriza por excelencia, de aquí y de otras partes. A pesar de que las malas lenguas (je, je) digan que si se le pusiera techo, Tijuana sería el putero más grande de la tierra, esta urbe es mucho más que eso, y tiene la bendición del mar y la ¿ventaja? de (casi) colindar con San Diego, y de estar a dos horas por carretera de Los(t) Angeles, y en medio de éstas con Santa Mónica, ejemplo de ciudad gringa para ricos y donde hay una universidad deslumbrante. Por supuesto que en Tijuana hay pillos, de los más pintados, pero también gente buena y chambeadora. Y mujeres hermosas, aunque cuando envejecen se hacen gordas por tanta pizza y pastas y hamburguesas que comen al peor estilo gringo. Que no le digan, que no le cuenten...

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El soundtrack de mi vida

El Soundtrack de mi vida es una sección de la revista La Mosca donde cada mes le hacen estas mismas preguntas relacionadas con la música a diferentes personas. Es interesante leer las respuestas para conocer algo de la personalidad de una persona a través de sus gustos musicales. Aquí están mis respuestas, los invito a darme las suyas (las respuestas) en los comentarios.

1.- ¿Cuál fue el primer disco que escuchaste? No recuerdo exactamente cuál, pero de seguro fue uno de la Sonora Santanera, de los que oía mi papá

2.- ¿Cuál fue el primer disco que compraste? "Please Hammer don´t hurt´em" de MC Hammer

3.- ¿Cuál disco le envidiaste a alguien por no poderlo tener? Hasta ahorita ninguno

4.- ¿Cuál es tu disco favorito para manejar? "Greatest hits" de los Doors

5.- ¿Cuál es el disco que mejores recuerdos te trae? "Sgt Pepper" de los Beatles

6.- ¿Cuál es el disco que te avergüenza tener? "Cuando los ángeles lloran" de Maná

7.- ¿Cuál es el disco que más lamentas haber perdido? "Re" de Café Tacuba

8.- ¿Cuál es el disco que adquiriste más recientemente? "Mali to Memphis", una colección de blues de músicos africanos y gabachos que hizo Putumayo. Está buenísimo.

9.- ¿Cuál es el disco que más ha influenciado en tu vida? "Sgt Pepper" de los Beatles

10.- ¿Cuál es el disco que prefieres para hacer el amor? No suelo hacerlo con música, pero sería chido algo de Joao Gilberto

11.- ¿Cuál es el disco que te gustaría que tocaran en tu funeral? Voy a preparar un disco con canciones de varios artistas entre las que van a estar In my life y A day in the life de The Beatles, Stairway to heaven de Led Zeppelin, Dicen que la muerte de Rockdrigo y algunas otras.

12.- Por último, ¿cuáles serían los 5 discos que te llevarías a una isla desierta? 1.- "Sgt Pepper" de los Beatles 2.- "Greatest hits" de los Doors 3.- "IV" de Led Zeppelin 4.- "Re" de Café Tacuba 5.- "Rock en México: Sus inicios", una compilación de roqueros mexicanos de los 70´s